Andrés, solución no es
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¿Quién es Andrés? El que perdió dos veces y con esta serán tres. El que fabricó un partido para lanzarse otra vez. El fósil de la UNAM que en grillas saca diez. Los empresarios que lo ensalzan hoy, llorarán después.
Jóvenes inquietos me entrevistaron. Un sistema político secuestrado impide a México alcanzar su potencial de paz, prosperidad y seguridad. Nadie me gana en describir un futuro posible al alcance de los jóvenes.
Creo se convencieron que Andrés no es quien matará al dragón de la corrupción. Andrés es el aguijón en la cola del PRInosaurio. Andrés ha sido parte del Plan del PRI que cooptó a todos los partidos en el gobierno de Salinas y los enfermó de lo mismo que el PRI. Ambición de dinero y de poder.
El Plan del PRI sobrevivió a los papanatas de Fox y Calderón. En veinticinco años casi acaba con México. Andrés su verdugo no es, sino su primer beneficiario. Como propietario de Morena y con cuatrocientos millones es su beneficiario.
Para entender la génesis de este oposicionista profesional es necesario ubicarlo con toda claridad. Andrés es el diseño de un sistema político muy corrupto, que curiosamente le permite esconder sus fallas y ostentarse como el salvador de la patria.
Su estilo político arroja un saldo muy negativo. Andrés democrático no es, sino un pequeño dictador, cero transparente; sinuoso en vez de honesto y muy cerrado, testarudo y terco hasta decir ya no. Abierto a la lisonja, eso sí.
Estudioso no es, ni moderno, ni actualizado, sino todo un analfabeta en cuestiones de tecnología. Andrés tampoco habla inglés; ya nos damos cuenta de lo esto nos está costando cuando Peña enfrenta a Trump.
Trabajador en equipo Andrés no es. Sabe dar órdenes dentro de su limitada visión. No es un hombre de mundo. El medita en un ranchito de una hectárea que le llamó “La Ching…” para poder hacer un chiste en los mítines. Dice: “Es a donde iré si pierdo”. Ja, Ja, Ja.
Su quehacer fijo, hacer campaña. Mañana, tarde y noche, año tras año. Ya perdió dos veces; infartado no se retira. De palabra, Andrés no es.
Hay que evitar que el efecto contagio colectivo permita que cargue con todos nosotros a su ranchito. Andrés no es “un peligro para México”. Es la mariposa del efecto mariposa que perturba condiciones iniciales peligrosas que convierten un aleteo en huracán. El huracán será la fuga masiva de cerebros y capitales que no se van a quedar a conocer su ranchito. Bien podríamos cambiarle el nombre y ponerle Venezuela II. Si quieres a México, evita hacer propaganda a la cargada de los búfalos, o diseminar en redes la profecía que se cumple a sí misma.
Líder nato, Andrés no es. Se infló porque se agandalló al PRD; alejó a Cuauhtémoc y Porfirio Muñoz Ledo. Y luego creó Morena, su plataforma personal de lanzamiento.
¿Serán creyentes siendo que secuestraron el seudónimo de la Virgen de Guadalupe para explotar el fervor religioso del pueblo? Quien sabe, pero con ello hacen ostentación de su baja calaña.
Fanático contra la corrupción Andrés tampoco es. La Ciudad de México debe andar en los primeros lugares en corrupción policiaca del planeta. Nunca la enfrentó y en cambio heredó una estructura clientar apoyado por el señor de las ligas cuyo nombre me repugnaría memorizar. ¿Vocación por la justicia? No se nota.
Andrés es un magnífico mercader de las falsas esperanzas. ¿Sanear a Pemex? A Pemex lo mató exactamente el estilo de gobierno basado en lonche gratis del cual Andrés es el principal exponente. Dice que sacar petróleo cuesta 4 dólares el barril. Desenchufado de la realidad.
Eso de que Alfonso Romo le hará su plan de gobierno es confirmación plena de que Andrés hombre de Estado no es. El campeón de la idea en su casa y el implementador en la silla presidencial rodeado de archienemigos de la libertad de emprendimiento. Eso no jalará nunca. Por eso Andrés, solución no es.
javierlivas@prodigy.net.mx