Disyuntiva obsoleta
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Aquel histórico Parlamento tenía una geometría de colocación.
Por eso se empezó a hablar de izquierdas y derechas.
Desde la ancestral distinción entre noche y día, entre luz y sombras y el contraste entre bien y mal, empezó el almacenamiento de disyuntivas. Surgieron los contrastes. Blanco y negro fue uno de los más remarcados. Numerosos años la imagen del cine fue proyectada sólo en blanco y negro hasta que llegó a la pantalla la pluralidad de los colores.
Y en la vida de las naciones, aquella clasificación derivada del lugar que ocupaban los asientos en las salas de las cámaras, los de la izquierda, los de la derecha, originó la disyuntiva de clasificación ideológica: liberales o conservadores.
Hasta en las sesiones conciliares eclesiales, el periodismo plantó la disyuntiva: o conservadores o progresistas. Habituados a las crónicas deportivas, los informantes tenía como objetivo detectar si el gol metido era progresista o conservador.
En los rincones sociológicos hubo eco de “ismos” extremosos. Socialismo comunista como izquierda y capitalismo neoliberal monopólico como derecha. La izquierda llevada hasta los excesos deshumanizantes y la derecha extremada hasta la concentración de ingresos y satisfactores en minorías poderosas y privilegiadas.
Vinieron las moderaciones. Eso que se ha llamado la izquierda moderna y eso que se ha llamado liberalismo solo, escamoteándole el prefijo “neo” que da el tinte capitalista. Actualmente se dan países como China o Corea en que los visitantes ven un mundo ambidextro que diluye la disyuntiva obsoleta y presenta una ensalada que se sale de los moldes habituales.
Se habla en el mundo latinoamericano de Gobiernos inclinados a la derecha o a la izquierda. Los síntomas y los indicadores han perdido su peculiaridad y se dan combinaciones. En diferentes campos se dan prioridades y procesos en que lo blanco es negruzco y lo negro blanquecino.
Se dan saltos de militantes que pasan de un partido a otro sin tomar en cuenta las ideologías. Derechas e izquierdas han tenido alianzas frente a adversario común.
Superando el bipartidismo, se presenta ahora en nuestro Estado con la puerta abierta a los candidatos independientes, una múltiple y abigarrada oferta en que toda combinación tiene su asiento, y ya lo de zurdo o derecho se ve como una insuficiente disyuntiva obsoleta. El elector sólo se pregunta quién puede acabar con corrupción e impunidad para lograr seguridad…claraboya