Estrenar mayoría de edad
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Trump hizo promesas que le dieron el gane.
Ahora solo las está cumpliendo. Piensa que para hacer grande a su América tiene que empezar por ver su verdadero tamaño poblacional. Sabe que hay mucha gente —fronteras adentro— que no entró por la puerta. No tiene documentos que autoricen su estadía y su permanencia. Son ilegales.
Quiere cumplir la ley. Es necesario deportarlos y después solo dejar entrar a los aceptables. La mayoría son mexicanos y centroamericanos. Sabe que las deportaciones se interpretarán como racismo y como discriminación antiamericana, pero lo que deporta no es una nacionalidad sino una ilegalidad y en muchos casos criminalidad.
Como muchos deportados reinciden en ingresar clandestinamente, decide poner pared y vigilar puertas. Por eso prometió el muro. Quiere una operación completa y no retardada por eso anuncia prontitud en deportar y en levantar muro.
En el próximo futuro podrá quizá autorizarse el ingreso temporal de trabajadores para ser empleados en trabajos todavía no robotizados.
Irá ingresando al territorio nacional una considerable fuerza de trabajo aprovechable para programas de desarrollo incrementado. Si hay buenas condiciones, regresarán capitales golondrinos especulativos a hacerse productivos en este país.
Las empresas que ya no lleguen o se retiren serán suplidas por inversiones nacionales o de otras naciones y los mismos bancos podrán irse recuperando. Los ajustes de los tratados de comercio podrán todos ser modernizados y actualizados. La dependencia de remesas de trabajadores y de donativos de apoyo irán desapareciendo para una suficiencia que se apoye en no permitir evasiones fiscales.
Sin descuidar la explotación petrolera, podrán abrirse nuevos horizontes para impulsar nuevas energías aprovechables. Al ir cancelando la dependencia sustitutiva para un crecimiento parasitario, se podrá encauzar un crecimiento sano y orgánico, liberado de apoyos externos.
Estos y muchos otros procesos podrán sanear lo que era enfermizo. Propiciarán la legalidad interna desarticulada por la corrupción actual. Obligarán a un uso inteligente y no dispendioso de los fondos públicos, manejados con transparencia informativa.
No se trata de una guerra o de una enemistad sino de un ordenamiento nacionalista. Puede ser una gran oportunidad para que acá la política no sea ya un botín de aprovechados, la economía deje de estar colgada y atenida y la riqueza deje de ser monopólica y concentradora. Son signos de los tiempos en que México puede llegar a ser México no otra vez sino auténticamente...
Luferni